¿Me lo cambias?

Debido a que soy un huevonazo de marca, no acudí a pagar con anticipación mi recibo telefónico, asì que el día de vencimiento (ayer), saliendo de la chamba me dispuse a pagar mis deudas en un tragamonedas conocido como Telmex-mático, con la direferencia radical de que en este tragamonedas siempre pierdes y ni siquiera existe la guajira esperanza de ganar un tazo de los Looney Tunes.

"Esta máquina sólo da cambio máximo de $50" decía el letero pitero.

-"Huevos" decía yo.

-"¿Porqué conspiras contra miiiii....?, Tambièn soy tu hijoooo!!!...ejem, bueno, medio cabroncito pero pus tiro la basura en su lugar,toqué el órgano y canté 5 años en una capilla y no le voy al América, así que igual y alcanzo menos un cuadrado de cielo" musitaba mientras veía en una mano un recibo a pagar por $320 pesotes y en la otra 2 billetes verdes con la cara de una señora que tiene una monedota debajo de la barbilla y pensaba en como solucionar la bronca.

Para los que no me hayan entendido, está fácil: Si tengo $400 varos y mi recibo es por $320, mi cambio será de $80, pero si esta pinche máquina infernal sólo da cambio de $50 máximo, pues me quedo volando con $30 (No mames, las clases de matemáticas al fin sirvieron para algo) y neeeel, que se los regale su abuela doña Telmexmatica.

Decidí que primero cambiaría el billete de a doscientos por dos de a cien y de ahí a su vez en 2 de cincuenta y ya, asunto arreglado,dejaría de ser deudor.

Con lo que no contaba es que después de caminar por toda plaza Loreto, no hubiera un negocio con dos cristianos que tuvieran dentro de sus cajas de negocios un par de billetines de $100 pesos, intenté todo, desde la mirada ojete que aún no logro imitarle al Bilis por más ensayos que haga en el espejo, la compasión de sujeto frustrado y acalorado, porfa porfa porfa porfa, hasta el coqueteo descarado con cualquier especimen para conseguir el cambio.

Y nada...(Fiuuuuuu, música tenebrosa del viejo oeste donde pasa una bola de pasto seco en el desierto), alguien se robó los pinches billetes de a $100!!!,deben de estar todos juntos en alguna bóveda custudiados por Topo Gigio y los jinetes del Apocalipsis o tal vez, sólo tal vez...(Sigue la musiquita tenebrosa) haya una mínima posiblidad de encontrarlos si, si!!!...en Bodega Aurrerá!!...jejejejeje ñaca ñaca...(Termina música y debraye estúpido).

Me acerqué sigilosamente al área de cajas para sorprender a algún cajero incauto que abriera su máquina registradora para darle el cambio a algún comprador y caerle con las manos en los billetes.

Así lo hice con las cajas 3, 4, y 7 sin éxito, en verdad los billetes habían organizado un suicidio colectivo o se fueron a alguna asamblea del pejesaurio, hasta que al fin ví a lo lejos como en cámara lenta muchos billetes de a 100, si, todos!!, todos..recluídos, presos en un getto llamada caja mientras un monito simplón le daba cambio a un señor que había comprado una coca y unas papas.

Era mi oportunidad, así que me le acerqué...cautelosamente, como gato y le dije a quemarropa:

-"Un favorsote, me cambias este billete por dos de $100...?

-"Mmm, neta no tengo"

Estuve a punto de arrancarle la cabeza a mordidas, pero tome aire y le hice ver de nuevo, ya medio encabronado:

-"Jaja (risa muy falsa), wey, vaya, ni caben en esa madre, no seas gacho,cámbialo no?" le dije mientras los billetes se alborozaban la máquina.

-"Mmm, no ..es..que...se me acaba el cambio".

Sentí como el hígado le decía al riñón que aguantara pues iba a soltar alguna reacción fisicoquímica y podría tener la sensación de que un enanito verde se te campaniellara de los gumaros así que, antes que eso pasara, me dirigí en chinga a la entrada de la tienda y fui directamente a la caja donde estaba atendiendo ese soperútaro (y donde estaban los billetes), busqué entre los dulces más baratos hasta que encontré una paleta Chupa-chups de un peso y cincuenta centavotes, la tomé y me dirigí a pagar.

-"¿Encontró todo lo que buscaba?" me preguntó con cara mamerta el wey éste.

-"Sip..."

-"Uno cincuenta"

En eso, con toda la parsimonía del mundo, abro mi cartera, saco el billete y con una sonrisa colgate se lo doy en la manopla.

-"¿Te cobras?"

Ví como los colores, yendo desde el azul méndigo hasta el rojo ya-me-ensarté le pasaron entre ceja oreja y media madre a este tepoyungo cuando alcanzó a preguntarme con un hilito de voz:

-"¿No... ti...ene cambio?

"Jajajajajajaja (risa real) siéntela wey" pensaba mientras me buscaba en el pantalón haciendo sonar lo más posible las poquitas moneditas que tenía, hasta que después de un ratito le dije esbozando una sonrisota y con la voz más cínica que tengo:

-"Mmm, déjame ver...Nop"

Sentí una ola de emputecimiento de suparte cuando me tuvo que decir muy forzado:

-"¿Re...cibo doscientos?"

-"Oui"

-"Su cambio, ciento noventa y ocho cincuenta" me decía mientras me daba el cambio con un billete de a cien y chingomil moneditas de a 5 pesos!!.

Estuve a punto de revolcarme de la risa, pues el pendejete éste no sólo me había terminado por cambiar el billete sino que ahora ya no tendría que "recambiarlo" por dos de a $50.

Estaba en la salida de la caja con mi paleta, y mi lana cuando me regreso y le digo con un falso sentimiento de culpa sacando de mi otra bolsa una moneda de dos pesos:

-"Hiiijoooles...si tenía cambio, ¿que mal pez no?"

Ese mono comenzó a ponerse verde aguacate y sólo me dijo arrugando la jeta:

-"Si"

Ya en tono más fraterno le dije:

-"Es más, toma, te regalo una paleta, que tengas linda tarde"

No me quedé a ver su cara pero puedo imaginarlo y ustedes supongo que también, vaya, tan buen sabor de boca me dejó el asunto que hasta guardé el ticket de compra que pasará a engrosar la colección personal de "dulces recuerdos".

Después de todo, no tengo malos sentimientos...¿o si?